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Durand vs Boulee

  • Writer: CHRISTIAN O GOMEZ-MIRANDA
    CHRISTIAN O GOMEZ-MIRANDA
  • Feb 17
  • 2 min read

Sphere																Populous
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El idealismo y la emoción en el diseño arquitectónico son distintivos del arquitecto Étienne-Louis Boullée. Buscando evocar sentimientos profundos, concebía arquitecturas imaginarias, como el Cenotafio de Newton. Su enfoque era filosófico y simbólico, utilizando formas geométricas puras para transmitir significados trascendentales. Sin embargo, su obra, en su mayoría no construida, permaneció más como un testimonio teórico que práctico. En contraste, el arquitecto Jean-Nicolas-Louis Durand apostó por la funcionalidad y la eficiencia. Su visión, mucho más programática, promovía la arquitectura como un sistema basado en la repetición de módulos y la economía de medios. Su influencia no solo fue teórica, sino que tuvo un impacto real en la enseñanza de la arquitectura y en el desarrollo del urbanismo moderno. Con su método, anticipó ideas clave del movimiento moderno, como la prefabricación y la planificación racional.


Si Boullee buscaba lo sublime, Durand priorizaba lo práctico. Boullée imaginaba ciudades de grandes monumentos inspiradores, mientras que Durand diseñaba sistemas arquitectónicos replicables y eficientes. Uno apelaba a la emoción y la grandeza simbólica; el otro, a la lógica y la funcionalidad. Sin embargo, ambas visiones no son excluyentes. En la arquitectura contemporánea, encontramos ejemplos que combinan monumentalidad y racionalidad: edificios funcionales que, al mismo tiempo, logran transmitir emoción y significado. La síntesis de ambos enfoques sigue siendo un reto y una inspiración para arquitectos y urbanistas. La arquitectura siempre ha oscilado entre dos extremos: la búsqueda de la emoción y la monumentalidad simbólica, representada por Boullee, y la racionalidad funcionalista, defendida por Durand. A pesar de sus diferencias, ambas visiones han dejado huella en la arquitectura contemporánea, demostrando que no son opuestas, sino complementarias.


Hoy en día, proyectos como el Museo Guggenheim de Bilbao o el Museo del Futuro en Dubái encarnan la idea de Boullée de que los edificios no solo cumplen una función, sino que impactan visualmente y generan una experiencia casi sublime. La arquitectura sigue siendo un medio para inspirar, provocar asombro y comunicar significados más allá de lo utilitario. Por otro lado, la enseñanza de Durand, basada en la eficiencia y la sistematización, sigue siendo fundamental. Edificios como el Apple Park o el auge de la arquitectura modular y prefabricada muestran cómo la repetibilidad y la optimización de recursos son esenciales en un mundo que exige sostenibilidad y rapidez en la construcción. Sin embargo, la arquitectura más interesante de hoy no se alinea exclusivamente con una de estas visiones, sino que busca integrarlas. Proyectos como el Centro Heydar Aliyev de Zaha Hadid combinan la expresividad formal con una organización racional, demostrando que la monumentalidad y la eficiencia no son excluyentes.



Steve Jobs Theater at Apple Park												Foster + Partners
Steve Jobs Theater at Apple Park Foster + Partners

La reflexión final es clara la arquitectura del presente y del futuro no tiene que elegir entre la emoción y la razón, entre lo simbólico y lo práctico. Más bien, el reto es encontrar un equilibrio entre ambas dimensiones, creando espacios que sean funcionales, pero que también eleven el espíritu humano.

 
 
 

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